Entre dos naciones, de 1820 a 1839
Estando Van Halen en el Reino Unido, le ofrecieron agentes independentistas americanos alistarse en su ejército. Sin embargo, este les rechazó, ya que tenía otros planes en mente. Van Halen buscaba recomendaciones y de esa manera, alistarse en el Ejército ruso. Su decisión no fue al azar, sino que él ya había escuchado de la buena acogida que ofrecía el Zar Nicolás I a los militares procedentes de países extranjeros.
Juan Antonio Yandiola, un diputado de las Cortes de Cádiz y ministro de Hacienda en la segunda época constitucional, le ofreció ayudarlo tanto económicamente como dando cartas de recomendación. Además, también contó con ayuda de otras figuras como el general español Agustín de Betancourt y el príncipe Galitzin que posibilitaron que el Zar lo admitiera en la Caballería de su Ejército, en 1819.
Sirvió a Nicolás I en el Cáucaso, la ‘Siberia caliente’. Destacó principalmente en la acción de Joserek, el 12 de junio de 1820, estando al mando de una formación de caballería cosaca de Apcheron. El encuentro era peligroso, y de esto se dio cuenta el general Madatof, cuando ya era demasiado tarde. No obstante, la bandera de los cosacos de Apcheron se alzó en la torre. Este encuentro llevó a que Van Halen consiguiera la Cruz de la Orden de San Jorge, la mayor condecoración dentro de la Federación Rusa, y la Cruz de la Orden de San Vladimiro, condecoración creada por la zarina Catalina II en honor a Vladimiro I de Kiev. Gracias a Van Halen se consiguió pacificar el territorio.
Zar Nicolás I. Imagen de archivos historia. |
Tras la llegada de Los Cien Mil Hijos de San Luis, y al no querer jurar lealtad a Fernando VII como rey absolutista, gracias a la ayuda de Milans del Bosch consiguió un pasaporte y viajar hasta La Habana -Cuba- en 1823.
Tras su regreso a España participó del lado de los liberales en la Primera Guerra Carlista y estuvo presente en acciones contra el general carlista Cabrera, en la que Van Halen dirigió una división. Herido en batalla tuvo que retirarse del frente, pero gracias a su valentía fue ascendido a mariscal de campo y recibió la Comandancia General de Lérida y Tarragona.
Sus últimos años de vida los pasará en su ciudad natal de Cádiz apartado de la vida política. Allí redacta su testamento y recibe sepultura el 8 de noviembre de 1864, con honores militares en el cementerio de el puerto de Santa María.
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